El parque Jaime Duque, en el municipio de Tocancipá, Cundinamarca, está de fiesta. Hace una semana, su proyecto Ecoparque Sabana ganó el segundo lugar de la categorÃa general del premio ambiental Planeta Azul, organizado por el Banco de Occidente, por su apuesta de conservación del agua y la restauración ecológica de un lote que por años no tuvo mayor cuidado.
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Desde 2017, un equipo de jóvenes especialistas en ambiente, investigación, educación y trabajo social se ha puesto a la tarea de estudiar y recuperar 70 hectáreas de terreno.
EL TIEMPO habló con Darwin Ortega, director del Ecoparque, ingeniero ambiental y estudiante de una maestrÃa de Estudio y Conservación de la Biodiversidad.
Antes de Ecoparque, ¿qué habÃa en este territorio?​
El área siempre ha sido de la Fundación Jaime Duque. Hace más de cinco años, estaba arrendada a otra entidad, que hacÃa labores de ganaderÃa y cultivos para el forrajeo. Cuando el grupo se retira, se decide destinar la zona para la creación de un parque.
En ese momento, un equipo técnico del parque conoció la experiencia de recuperación del humedal Córdoba en Bogotá y decidió replicarla en el parque. Fuimos reconocidos oficialmente como ecoparque en 2017 como un escenario para conservar el agua, la biodiversidad y para trabajar en torno a la restauración ecológica.
¿Cómo organizan su trabajo?​
Tenemos tres lÃneas de acción principales: revegetalización y mantenimiento, monitoreo e investigación y gestión social y educación ambiental. En la primera, trabajamos en la conservación de un bosque nativo y en la restauración de dos humedales estratégicos: el Jaime Duque y el Arrieros.
Los humedales estaban cubiertos por pasto kikuyo y buchón, plantas invasoras. No habÃa espejo de agua.
Con la plantación de especies nativas logramos conformar el hábitat para fauna propia de la sabana de Bogotá. Ahora, las especies las reconocemos a partir de la segunda lÃnea y los resultados han sido notorios. Para 2016, no habÃa más de 15 especies de aves, pero a medida que se ha recuperado el ecosistema, el número ha ascendido a 110.
¿Qué aves han encontrado? ​
Han llegado aves en peligro de extinción que han encontraron aquà refugio, alimentación y un área para la reproducción. Estoy hablando del pato de pico azul, de la tingua de pico verde y de la tingua bogotana. Incluso han llegado patos canadienses y han tenido crÃa. Estamos investigando si esta especie de aves ‘colombo-canadienses’ (risas) permanecerá en el paÃs o si migrarán.
Ahora, en materia de mamÃferos también hubo avances. En 2016 habÃa solo perros callejeros y ferales. Hoy hay 9 mamÃferos como murciélagos, musarañas, comadrejas y zorros y cusumbos.
Habla también de un componente de socialización con la comunidad…​
Toda la información se reúne para socializarse con las comunidades. Esta es la lÃnea de gestión social y educación ambiental, que procura promover la participación de los vecinos del área de influencia del Jaime Duque. Con esto logramos que las comunidades se involucren.
Funciona asÃ. Tenemos nuestro propio vivero, en el que germinamos cerca de 120 especies de plantas nativas: herbáceas, arbustivas, arbóreas y trepadoras. No hacemos una reforestación, sino una restauración para crear diversidad de hábitat para los animales. Nuestra meta son 160.000 plantas, en el momento tenemos 70.000 ya en terreno. Y estamos sembrando con colegios, vecinos y empresas.
¿Hoy se puede entrar al Ecoparque?                                                                                                                                   Por ahora está abierto solo a talleres, charlas, jornadas de plantación. La comunidad puede ingresar con cita previa y grupos organizados. La apertura oficial está planeada para 2021.
¿Qué otros beneficios reporta este proyecto ambiental?                                                                                                       Reconocemos que puede reducir el impacto de gases de efecto invernadero, porque estamos en medio de una zona industrial. Además, hay un impacto positivo sobre el rÃo Bogotá. El Ecoparque está a menos de cuatro kilómetros del rÃo y una de las funciones de nuestros humedales es ayudar a amortiguar los caudales, protegiendo a las poblaciones de posibles inundaciones. El humedal retiene el agua en temporada de lluvia, y en temporadas de sequÃa permite mantener el equilibrio ecológico.
Además, queremos fortalecer las conexiones con los ecosistemas del Parque Nacional Chingaza y Cerro de Pionono, entre otros.
¿Qué representa el premio Planeta Azul?                                                                                                                               Es un reconocimiento social a nuestra labor. Además recibimos un incentivo de cerca de 50 millones de pesos.