Desde el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco celebró la Misa por la Solemnidad de Pentecostés en este domingo 31 de mayo.
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El Santo Padre manifestó, «Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu» (1 Co 12,4), escribe el apóstol Pablo a los corintios; y continúa diciendo: «Hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios» (vv. 5-6).
“El Espíritu Santo es la unidad que reúne a la diversidad; y que la Iglesia nació así: nosotros, diversos, unidos por el Espíritu Santo”, añadió.
Aprovechando el momento, el Sumo Pontífice al Espíritu Santo le pidió que derrame su gracia sobre los pueblos de la Amazonía, duramente golpeada por la pandemia de coronavirus.
Al concluir el rezo del Regina Coeli este domingo en la Solemnidad de Pentecostés, desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco recordó que “hace siete meses concluía el Sínodo Amazónico”.
Al Espíritu Santo le pidió: “Hoy, fiesta de Pentecostés, invocamos el Espíritu Santo para que de luz y fuerza a la Iglesia y a la sociedad en la Amazonía duramente probada por la pandemia. Se han producido muchos contagios y fallecimientos, también entre los pueblos indígenas, particularmente entre los más vulnerables”.
Continúo diciendo, “por intercesión de María, Madre de la Amazonía, rezo por los más pobres e indefensos de aquella querida región, pero también por los de todo el mundo, y hago un llamado para que no le falte a nadie la asistencia sanitaria”.
Puntualizó en “sanar a las personas” antes que la economía. “Curar a las personas, que son más importantes que la economía. Nosotros, personas, somos templo del Espíritu Santo. La economía, no”.
Finalizando la homilía, el Papa Francisco manifestó “Pidámoslo: Espíritu Santo, memoria de Dios, reaviva en nosotros el recuerdo del don recibido. Líbranos de la parálisis del egoísmo y enciende en nosotros el deseo de servir, de hacer el bien. Porque peor que esta crisis, es solamente el drama de desaprovecharla, encerrándonos en nosotros mismos.
“Ven, Espíritu Santo, Tú que eres armonía, haznos constructores de unidad; Tú que siempre te das, concédenos la valentía de salir de nosotros mismos, de amarnos y ayudarnos, para llegar a ser una sola familia. Amén”, concluyo.