El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, acordaron este sábado una nueva tregua en su guerra comercial, por la que Washington frenó la imposición de nuevos aranceles a China y accedió a permitir que las empresas estadounidenses vendan productos a la tecnológica Huawei.
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Durante una reunión de más de una hora en la ciudad japonesa de Osaka, donde ambos participaban en la cumbre del G20, Trump y Xi accedieron a reanudar las negociaciones comerciales y aparcaron la amenaza estadounidense de extender sus aranceles a todas las importaciones chinas.
«Vamos a trabajar con China desde donde nos habÃamos quedado, para ver si podemos llegar a un acuerdo», dijo Trump en una conferencia de prensa al término de la cumbre en Osaka.
Trump habÃa amenazado con imponer aranceles de entre el 10 o el 25 % a unos 325.000 millones de dólares en importaciones chinas, lo que habÃa alarmado a los mercados internacionales y a numerosas empresas en estadounidenses, que temÃan aumentos de precios en algunos de los productos más cotizados por los consumidores.
El acuerdo con Xi implica que esos gravámenes están fuera de la mesa por ahora, pero EE. UU. mantiene en vigor sus aranceles a productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares, y China conserva sus gravámenes a importaciones estadounidenses por 110.000 millones de dólares.
Las medidas estadounidenses contra la tecnológica china Huawei centraron buena parte de la negociación, puesto que Estados Unidos vetó este año la venta de componentes estadounidenses a esa tecnológica china y mantiene una orden de extradición contra su directora financiera, Meng Wanzhou, detenida en Canadá.
Este veto, que estaba previsto para entrar en vigor el próximo 19 de agosto, representó un duro golpe para la empresa china, ya que este cese de relaciones suponÃa que Huawei perderÃa eventualmente todo acceso a la Play Store y a las actualizaciones de Android.
Trump afirmó en su conferencia de prensa que habÃa «acordado (con Xi) que las empresas estadounidenses puedan vender productos a Huawei», aunque después afirmó que el Tesoro mantendrÃa una reunión en los próximos dÃas para decidir definitivamente si levanta el veto a la entrega de componentes estadounidenses a
Huawei.
El Tesoro incluyó a mediados de mayo a Huawei en una lista negra que impide a las empresas estadounidenses proporcionarles componentes originales sin la aprobación del Gobierno, por sospechar que la firma china, lÃder en el desarrollo de la tecnologÃa 5G, pudiera aprovechar esos sistemas para el espionaje. Sin embargo, Trump aclaró que Huawei permanecerá en la lista negra, la Entity List, de compañÃas que considera peligrosas para su seguridad nacional.
Como consecuencia, compañÃas como Google anunciaron que dejaban de prestar servicios tecnológicos a la empresa china, una situación que inquietó a millones de usuarios de teléfonos móviles en el mundo ante la incertidumbre por las futuras actualizaciones del sistema operativo Android.
Trump no aclaró hoy si el veto a Huawei se levantará por completo, al afirmar que los equipos cuya venta habÃa acordado permitir serÃan aquellos «que no presenten un gran problema de seguridad nacional».
También aseguró que China habÃa accedido a comprar «grandes cantidades» de productos agrÃcolas de Estados Unidos, aunque PekÃn ya asumió ese compromiso en diciembre pasado, como parte del acuerdo para iniciar negociaciones comerciales que Trump y Xi alcanzaron en Buenos Aires.
Esas conversaciones se detuvieron en mayo, cuando Trump perdió la paciencia con China y subió del 10 al 25 % los aranceles a 200.000 millones de productos chinos, lo que llevó a PekÃn a imponer tasas a productos estadounidenses por valor de 60.000 millones.
Al comienzo del encuentro en Osaka, Xi aludió a la llamada «diplomacia del ping pong», por la que los deportistas de ambos paÃses ayudaron a impulsar el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 1971, para intentar que Trump suavizara su postura en el plano comercial.
«La cooperación y el diálogo son mejores que las fricciones y la confrontación», defendió Xi, sentado frente al mandatario estadounidense y junto a sus respectivas delegaciones.
El acuerdo permitió a Trump cerrar con buen sabor de boca su ajetreada participación en la cumbre del G20, marcada por las crÃticas que hizo en una entrevista a algunos aliados a los que luego vio en persona y por su contraste con el resto de potencias en lo relativo al cambio climático, reflejado en la declaración final. Trump volvió a exhibir más comodidad con los lÃderes de tendencias autoritarias, como el ruso VladÃmir Putin o el prÃncipe heredero Mohamed bin Salman, que con aliados tradicionales de EE. UU.
En un momento de encrucijada en varias prioridades de su polÃtica exterior, como Irán o Venezuela, Trump abandonó la cumbre con la perspectiva de un posible encuentro este domingo en la frontera intercoreana con el lÃder norcoreano, Kim Jong-un, un saludo rápido que le permitirÃa llenar titulares sin asumir compromisos.