El Papa Francisco explicó que las cuatro “características esenciales” de la vida eclesial son: “la escucha de la enseñanza de los apóstoles, la custodia de la comunión recíproca -la caridad-, la fracción del pan -la Eucaristía- y la oración”.
Sigue a Catedral Stereo en WhatsApp
Le puede interesar: Cundinamarca: Proyectos clave para el desarrollo en 2025
Estas características “nos recuerdan que la existencia de la Iglesia tiene sentido si permanece firmemente unida a Cristo”, destacó el Santo Padre durante la Audiencia General de este miércoles 25 de noviembre.
También describió, “la predicación y la catequesis testimonian las palabras y los gestos del Maestro; la búsqueda constante de la comunión fraterna preserva de egoísmos y particularismos; la fracción del pan realiza el sacramento de la presencia de Jesús en medio de nosotros: Él no estará nunca ausente, porque está en la Eucaristía, Él vive y camina con nosotros; y finalmente la oración, que es el espacio del diálogo con el Padre, mediante Cristo en el Espíritu Santo”.
Al continuar con su serie de catequesis sobre la oración, el Pontífice señaló que “los primeros pasos de la Iglesia en el mundo estuvieron marcados por la oración” tal como lo relatan las Sagradas Escrituras al describir, por ejemplo, que los primeros cristianos “acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones”.
En esta línea, el Santo Padre advirtió que “todo lo que en la Iglesia crece fuera de estas ‘coordenadas’, no tiene fundamento” y sugirió que “cualquier situación debe ser evaluada a la luz” de estos elementos: “la predicación, la búsqueda constante de la comunión fraterna -la caridad- la fracción del pan, es decir la vida eucarística, y la oración” porque “todo lo que no entra en esto no tiene fundamento eclesial”.
En este sentido, el Santo Padre reconoció que algunas veces le entristece ver “alguna comunidad que, con buena voluntad, pero equivoca el camino” al buscar “hacer la Iglesia con reuniones, como si fuera un partido político, la mayoría, la minoría, qué piensa sobre esto o el otro…” y animó a preguntarse: “¿Dónde está el Espíritu Santo? ¿Dónde está la oración? ¿Dónde está el amor comunitario? ¿Dónde está la Eucaristía?”.
El Papa alertó que si falta el Espíritu Santo “nosotros seremos una bonita asociación humanitaria, de beneficencia, digamos así, eclesial, pero no está la Iglesia” porque “la presencia del Espíritu Santo está garantizada por estas coordenadas”.
Además, el Papa Francisco pidió no olvidar las palabras de Benedicto XVI “la Iglesia no crece por proselitismo crece por la atracción” y agregó: “¿Quién mueve la atracción? El Espíritu Santo y si falta el Espíritu Santo, que es quien atrae hacia Jesús, allí no está la Iglesia. Hay un bonito club de amigos, bien, con buenas intenciones, pero no está la Iglesia, no hay sinodalidad”.
Asimismo, el Santo Padre destacó que al leer los Hechos de los Apóstoles descubrimos “cómo el poderoso motor de la evangelización son las reuniones de oración, donde quien participa experimenta en vivo la presencia de Jesús y es tocado por el Espíritu.
Los miembros de la primera comunidad perciben que la historia del encuentro con Jesús no se detuvo en el momento de la Ascensión, sino que continúa en su vida. Contando lo que ha dicho y hecho el Señor, rezando para entrar en comunión con Él, todo se vuelve vivo. La oración infunde luz y calor: el don del Espíritu hace nacer en ellos el fervor”.
Por ello, el Papa animó a imitar la vida de la Iglesia primitiva “con tiempos de oración comunitaria y personal” porque el Espíritu Santo es quien “concede fuerza a los predicadores que se ponen en viaje, y que por amor de Jesús surcan los mares, enfrentan peligros, se someten a humillaciones…” y da “fuerza al testimonio y a la misión”.