Papa Francisco: “La oración nace de la convicción de que la vida es un misterio asombroso”

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Durante la Audiencia General celebrada este 24 de junio en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco señaló que “la oración nace de la convicción de que la vida es un misterio asombroso”.

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En una nueva catequesis sobre la oración, el Papa se centró en la figura del rey David, “predilecto de Dios desde niño que fue elegido para una misión única que jugará un papel central en la historia del pueblo de Dios y de nuestra misma fe”.

Recordó que “en los Evangelios, Jesús es llamado muchas veces ‘Hijo de David’; de hecho, David, como Él, nació en la ciudad de Belén. De la descendencia de David, según las promesas, procede el Mesías: un rey totalmente según el corazón de Dios, en perfecta obediencia al Padre, cuya acción realiza fielmente su plan de salvación”.

La obra de David “comienza en las colinas de Belén, donde pastores el rebaño de su padre, Jesé. Todavía es un niño, el último de muchos profetas. Mientras el profeta Samuel, por mandato de Dios, se pone a la búsqueda de un nuevo rey, parece que el padre de David se ha olvidado de aquel hijo más joven”.

Antes que nada, destacó, “David era un pastor: un hombre que se preocupa de los animales, que los defiende cuando detecta un peligro, que les da su sustento. Cuando David, por voluntad de Dios, tiene que preocuparse de su pueblo, no realizará acciones muy diferentes” de las de un pastor.

Por ese motivo, en la Biblia, “la imagen del pastor es recurrente. También Jesús se define como ‘el buen pastor’: su comportamiento es diferente al de un mercenario, ofrece su vida por sus ovejas, las guía, conoce el nombre de cada una de ellas”.

Por el contrario, “David es una persona sensible, que ama la música y el canto. La cítara lo acompañará siempre: en ocasiones para elevar a Dios un himno de alegría, otras veces para expresar un lamento, o para confesar sus pecados”.

“La tradición quiere, por ello, que David sea el gran artífice de la composición de salmos. A menudo, llevan al inicio una referencia explícita al rey de Israel y a algunos de los eventos más o menos nobles de su vida”.

“Miremos a David, pensemos en David: santo y pecador; perseguido y persecutor; víctima y verdugo. Es una contradicción. David ha sido todo esto. Y también nosotros encontramos en nuestra vida acciones con frecuencia opuestas. En el transcurso de la vida, todos los hombres pecan con frecuencia de incoherencia”.

Sin embargo, “hay un hilo rojo en la vida de David que da unidad a todo lo que sucede: su oración. Esa es la voz que no se apaga nunca. El David santo, reza; el David pecador, reza; el David perseguido, reza; el David perseguidor, reza; el David víctima, reza; y también el David verdugo, reza. Ese es el hilo rojo de su vida: un hombre de oración”.

La oración de David “asume los tonos de júbilo o los del lamento. Siempre es la misma oración, sólo cambia la melodía”.

Por su parte, la oración “es capaz de garantizar la relación con Dios, que es el verdadero compañero de camino del hombre en medio de las miles de travesías de la vida, buenas o malas, pero siempre la oración. ‘Gracias, Señor. Tengo miedo, Señor. Ayúdame, Señor. Perdóname, Señor’”.

Por: Catedral Stereo
Fuente: aciprensa.com
Foto Cortesía: https://bit.ly/3eyC1mw

 

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