El presidente ruso, Vladimir Putin, ha asegurado una abrumadora victoria en las recientes elecciones presidenciales de Rusia. Con un asombroso 87,29% de los votos, según datos de la Comisión Electoral con un 99,76% escrutado, Putin ha reafirmado su mandato con un respaldo sin precedentes. Este triunfo, según la jefa de la comisión electoral, Ella Pamfilova, constituye un «indicador récord» con casi 76 millones de votos a su favor, un incremento de 10 puntos respecto a su última elección en 2018.
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Sin embargo, la victoria de Putin ha generado una polarización marcada en la arena internacional. Mientras que paÃses como Irán, China, Venezuela y Corea del Norte han felicitado al mandatario ruso por su éxito, la Unión Europea y paÃses occidentales han denunciado el proceso electoral como ilegal y antidemocrático.
El respaldo a Putin proviene principalmente de paÃses que mantienen estrechas relaciones o simpatÃas polÃticas con Rusia. China, a través de su presidente Xi Jinping, ha expresado su importancia en el desarrollo de las relaciones bilaterales con Moscú, mientras que Irán ha elogiado la «contundente victoria» y abogado por un mayor fortalecimiento de los lazos entre ambos paÃses.
Además de los aliados geopolÃticos, varias repúblicas exsoviéticas y paÃses latinoamericanos han extendido sus felicitaciones a Putin. Desde Bielorrusia hasta Cuba, lÃderes como Alexandr Lukashenko y Miguel DÃaz-Canel han destacado el significado de esta victoria para Rusia y su impacto en las relaciones bilaterales.
Por otro lado, desde la Unión Europea y paÃses como España, Francia, Italia, Polonia y el Reino Unido, las crÃticas hacia el proceso electoral ruso han sido firmes. Se han denunciado violaciones de los estándares democráticos, represión polÃtica y falta de igualdad de acceso a los medios durante la campaña electoral.
En medio de esta controversia, la victoria de Putin no solo afianza su posición en Rusia, sino que también profundiza las tensiones entre Rusia y sus crÃticos internacionales.