La pandemia del coronavirus ha generado una crisis particular en la ciudad de Cúcuta, territorio fronterizo en Colombia con Venezuela, donde la pobreza económica y la necesidad de aliento espiritual se acentúa por la presencia de migrantes que habitan en las periferias.
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Además, Mons. Ochoa en declaraciones a ACI Prensa dijo, “la Iglesia en Cúcuta, en la frontera con Venezuela, ha estado muy empeñada en esta emergencia social, no solo en este tiempo sino desde hace unos cuatro años y medio. Hemos tratado de atender las necesidades de los colombianos, también de los que han retornado de Venezuela, y de los venezolanos que buscan alimento, salud y medicinas”.
En medio de la crisis mundial, la Diócesis de Cúcuta ha sostenido la fe de los fieles y los ha acompañado espiritualmente gracias a los medios virtuales, por los que se ofrece la Santa Misa diaria y el rezo del Santo Rosario; y también, la difusión de contenido de formación cristiana, transmitido a través de medios tradicionales como la “Emisora Vox Dei” y el periódico “La Verdad”, en su versión digital.
Asimismo, con sus limitados recursos, la Diócesis sumó fuerzas para cuidar y mitigar las necesidades básicas de los más vulnerables de la ciudad, en las áreas metropolitanas y zonas rurales, por medio de la entrega de alimentos y elementos de aseo.
Según informó la Diócesis en un comunicado el 6 de julio, desde el inicio del aislamiento, decretado el 24 de marzo, se han donado más de 90.689 canastas básicas de alimentos, 13.185 paquetes con útiles de aseo y 92 toneladas de alimento a instituciones de caridad.
Las donaciones han sido gracias al esfuerzo de los laicos, sacerdotes, religiosos, voluntarios de las comunidades parroquiales, de los proyectos que ejecuta la Corporación de Servicio Pastoral Social (COSPAS), Fundación Asilo Andresen, Banco Diocesano de Alimentos y de los benefactores.