El Papa Francisco señaló que actualmente hay mucha gente “que no consigue reaccionar” ante la pandemia del coronavirus, COVID-19, por lo que animó a levantarse “por el bien de toda la sociedad”.
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Así lo indicó el Santo Padre este lunes 30 de marzo al inicio de la Misa en la Casa Santa Marta.
“Rezamos hoy por tanta gente que no consigue reaccionar: permanece asustada por esta pandemia. Que el Señor les ayude a levantarse, a reaccionar, por el bien de toda la sociedad, de toda la comunidad”, pidió el Papa.
Además, el Pontífice reflexionó durante su homilía en las lecturas de la Liturgia del día para alentar a los fieles católicos a no avergonzarse por estar en la Iglesia, sino más bien, avergonzarse por ser pecadores.
Al referirse a dos diferentes narraciones de las Sagradas Escrituras en la cuales se relatan a dos mujeres como protagonistas y también se describen las reacciones de las personas que contemplaban la escena, el Santo Padre explicó qué hace el Señor con cada personaje.
“¿Qué hace el Señor con esta gente?” preguntó el Pontífice quien explicó: “A la mujer inocente la salva, le hace justicia. A la mujer pecadora, la perdona. A los jueces corruptos los condena. A los hipócritas los ayuda a convertirse”.
Por ello, el Santo Padre recordó que “cada uno de nosotros tiene sus propias historias, cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Si no se los recuerda, piensen un poco, los encontrarán”, advirtió.
“Agradece al Señor si los encuentras, porque si no los encuentras, eres un corrupto. Cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Miremos al Señor que hace justicia, pero que es muy misericordioso, no nos avergoncemos de estar en la Iglesia, avergoncémonos de ser pecadores”.
En esta línea, el Papa subrayó: “la Iglesia es madre de todos. Agradezcamos a Dios de no ser corruptos, de ser pecadores, y cada uno de nosotros mirando cómo actúa Jesús en estos casos, confíe en la misericordia de Dios y rece con confianza en la misericordia de Dios, pida perdón, porque el Señor guía por el justo camino”.
Antes de finalizar la Misa, el Santo Padre rezó en silencio nuevamente ante el Santísimo Sacramento e impartió la Bendición eucarística.