Sus características se concentran en hacer labores para los huéspedes como ‘room service’ y servicio de lavandería. Pero sus aplicaciones también podrían llevarlo a clínicas o a nuestros propios hogares para hacer labores de limpieza.
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Thalon escasamente mide poco más de un metro y medio, tiene ojos azules, luces en varias parte de su cuerpo y se desplaza silenciosamente sobre el suelo; características que le dan la particularidad de robarse la atención de todos aquellos que se acercan para verlo en detalle. “¿Qué es esto?”, “¿para qué sirve?”, “¿es peligroso?”, hacen parte de las preguntas que suele generar.
Desarrollado con talento 100% colombiano, por la compañía Millenium BPO, este robot está diseñado para convertirse en un aliado de la industria hotelera. Según Camilo Torres, quien es el gerente de innovación de la empresa que vio nacer a Thalon, este sistema, como lo denomina, es capaz de prestar tres servicios: minibar, ‘room service’ y lavandería.
Lo anterior gracias a que en la parte superior tiene un par de puertas que, al abrirse, dejan ver un espacio refrigerado en el que se pueden almacenar productos como gaseosas, jugos, dulces y papas de paquete, entre otros.
En su parte inferior se encuentran dos cajones en los que puede transportar alimentos como postres, desayunos, almuerzos y cenas.
Finalmente, en su parte trasera alberga un espacio en el que el huésped puede colgar la ropa que desee enviar a la lavandería.
En teoría una persona desde su celular podría escribir al Whatsapp de Thalon, o llamar a la recepción y pedir, por ejemplo, una gaseosa.
Este de manera autónoma irá al lugar donde se encuentra almacenado el producto para recogerlo. Posteriormente se dirigirá al ascensor y allí, gracias a unas cámaras dotadas con ‘computer vision’, podrá ver los botones y presionar los números que indican dónde se encuentra hospedado el usuario.
Al llegar al nivel, Thalon se desplazará a la habitación de huésped. Es importante destacar que en su parte inferior integra un sensor que mapea en tiempo real el entorno que lo rodea para saber por dónde se debe desplazar e identificar posibles obstáculos que hayan en el camino.
De identificar alguno, como por ejemplo un bolso dejado en la mitad del pasillo, la Inteligencia Artificial de Thalon decidirá si debe detenerse o esquivar el objeto para continuar con su trayecto.
Una vez estando frente a la puerta del usuario, enviará un mensaje a su celular, o llamará al teléfono de la habitación para informar que el pedido ya ha llegado. El huésped solo tendrá que abrir la puerta y recibir su encargo.
Pero ¿por qué delegar estas tareas a un robot cuando el acceso al minibar usualmente está al alcance del usuario en la habitación, y servicios como lavandería y ‘Room Service’ lo pueden realizar los empleados del hotel?
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Para Torres, Thalon se muestra atractivo para los hoteles ya que puede optimizar sus gastos económicos y también el talento de su personal.
Ejemplo de lo anterior es que los precios elevados del minibar hacen que los productos que ofrece tengan muy poca rotación. Está el ejemplo de un producto que en fuera del hotel cuesta $2.500, pero en la habitación aumenta a $7.000.
Esto es porque detrás de ese producto hay una serie de costos ocultos, como el que la baja rotación haga que muchos se pasen antes de ser consumidos, o el gasto que genera tener una nevera encendida para mantenerlos refrigerados. Este panorama se agrava si se tiene encuenta las cientos de habitaciones que puede llegar a tener un hotel.
Sin embargo con Thalon, según lo dicho por Torres, la historia es diferente, ya que las neveras en las habitaciones se activarán solo cuando el robot lleve productos que necesitan ser refrigerados. Sumado a los anterior, al no haber un minibar en la habitación hace que el riesgo de que se venzan los productos por no ser consumidos se disminuya significativamente. De hecho, la oferta de estos con el uso del robot puede llegar a ser más diversa.
En cuanto a quienes trabajan en un hotel, este robot, lejos de amenazar con sus trabajos, ayudaría a optimizarlos ya que dejarían de hacer labores repetitivas y así podrían concentrarse en otras labores que generan valor para el hotel.
Se espera que la carrera de Thalon en el mundo de la hotelería arranque en Colombia en la cadena de hoteles GHL. Su permanencia allí sería uno de los múltiples pasos que daría este robot, ya que su expansión no solo le permitiría llegar a otros hoteles del país, sino también a otros lugares del mundo, gracias a un apoyo que está recibiendo Millenium BPO de parte de Procolombia.
Torres aseguró que estos robots no están a la venta, el negocio está en alquilarlos a los hoteles. En promedio tener uno o dos Thalon puede representar una inversión entre US$3.000 y US$5.000 mensuales.
Adelantos como este ubican a Colombia en el mapa del desarrollo de robótica e Inteligencia Artificial de todo el mundo. Según Torres, el avance tecnológico que implementa Thalon no está lejos de las tecnologías de punta que comienzan a implementarse en otros países como Israel y Estados Unidos.
La hotelería no sería lo único en la hoja de vida de Thalon
Las capacidades de este robot no tienen por qué limitarse al mundo de la hotelería, una breve configuración podría hacer que Thalon también trabaje en clínicas, llevando muestras de laboratorio, por ejemplo, y disminuyendo así el riesgo de contaminación.
Sus aplicaciones son diversas, El Espectador conoció que Millenium BPO también está trabajando para que las habilidades de Thalon le permitan hacer labores de limpieza. ¿Algo similar a lo que hacía Robotina en los Supersónicos?
La competencia de Thalon
En ciudades como San Francisco, California, la utilización de estos robots en los hoteles ya es habitual. Allí compañías como Savioke tiene desplegado un arsenal de robots que constantemente están haciendo entregas a los huéspedes.
El Espectador también pudo probar uno de estos robots durante su asistencia al Google I/O 2019. Hacer que llegara a la habitación no fue nada complicado, simplemente hubo que llamar a la recepción para solicitar algo – unas hojas blancas-. Minutos después el teléfono del cuarto sonó y al contestar un mensaje como, “nuestro robot ha llegado, por favor abra la puerta para recibir su pedido”, notificó que el dispositivo de Savioke estaba afuera.
Efectivamente, al girar la vista hacia la puerta de la habitación había una luz azul celeste que resplandecía por debajo de la puerta. La iluminación que tiene el robot en su parte inferior.
Al abrir, allí estaba, albergando en su interior las hojas que se escondían debajo de una tapa. Simplemente se tomaron, se cerró la tapa y ahí seguía parado, como esperando a que una instrucción más le fuera asignada.
Por más que se presionó la pantalla táctil que tiene en su parte superior no hacía nada. No fue sino hasta que se cerró la puerta que se supo que eran los sensores, como un acto de caballerosidad, que le estaban indicando a la Inteligencia Artificial que alguien seguía enfrente suyo, que era descortés marcharse.
Desde el ojo visor de la puerta ya se cerrada se pudo ver cómo el robot se retiraba, probablemente, a sorprender en aquella noche a otro huésped del hotel.