Cada 18 de noviembre la Iglesia celebra la dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, templos ubicados en la ciudad de Roma, en los que reposan los restos de estos dos apóstoles, símbolos de la unidad de la Iglesia.
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La primera Basílica de San Pedro (Ciudad del Vaticano) fue construida sobre la tumba de dicho Apóstol, por orden del emperador Constantino, en el año 323. La edificación actual fue de 1454 y su construcción tomó 170 años.
Se empezó la construcción durante el pontificado del Papa Nicolás V y fue terminada por el Papa Urbano VIII, quien la consagró un día como hoy pero en 1626.
La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho y 133 metros de altura. Ningún otro templo del mundo cristiano la iguala en proporciones.
Además, la Basílica de San Pablo Extramuros fue construida por la voluntad de Constantino pero lamentablemente, en 1823, fue destruida casi en su totalidad por un terrible incendio. Sin embargo, el Papa León XIII inició nuevamente la reconstrucción y fue consagrada el 10 de diciembre de 1854, por el Papa Pío IX.
Uno de los detalles más bellos y llamativos que se encuentran en el interior tiene que ver con las imágenes de todos y cada uno de los Papas que han gobernado la Iglesia a lo largo de la historia desde San Pedro hasta el Papa Francisco
Para 2009, con motivo de esta celebración, el Papa Benedicto XVI señaló que “esta fiesta nos brinda la ocasión de poner de relieve el significado y el valor de la Iglesia. Queridos jóvenes, amad a la Iglesia y cooperad con entusiasmo en su edificación”.
