Los colombianos que le apuestan a la innovación textil

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Carlos Martínez es un comunicador social que, para costearse su carrera profesional, fabrica ropa junto con su mamá. Poco a poco se fue encariñando con el mundo de la confección y la moda. Hoy en día confecciona vestuarios a base de cáñamo o cáñamo industrial, que es el nombre que reciben las variedades de la planta Cannabis o marihuana. Esto lo hace con el fin de rescatar los valores ecológicos, ancestrales y que las personas sean conscientes de un consumo justo y responsable al momento de comprar y usar ropa.

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Carlos conoció a un empresario que le mostró productos textiles que hacía con la fibra de la marihuana, es decir, el cáñamo. Poco tiempo después, Carlos se le unió, se convirtieron en socios y registraron la “cannabis jeans”.

En Colombia, el cultivo de marihuana para producción textil está prohibido, mientras que en otros países, como Japón, esta planta se cultiva hace más de 5.000 años para fabricación de múltiples productos. Algunos de ellos son materiales aislantes, combustibles ecológicos, lubricantes y bioplásticos, materiales de bioconstrucción de gran resistencia, celulosa para papel, piezas plásticas y textiles para automóviles de la marca Audi y BMW, entre otras.

Carlos decidió irse a Japón a traer las telas. Cuenta que la primera vez que lo hizo, en el aeropuerto de El Dorado, la aduana le solicitó la hoja de composición de las telas. Carlos tenía muchos nervios de que descubriera que las telas eran a base de marihuana, y por esa razón no lo dejaran pasar. Sin embargo y para sorpresa de él, no tuvo problemas y pudo seguir su camino. Desde entonces siempre importa las telas.

El cáñamo es 100% ecológico, si entierra una de estas prendas se biodegrada en 5 años, mientras que si fuera hecha con algodón su biodegradación sería en 100 años aproximadamente. Carlos ha permanecido en la lucha para que el gobierno le permita el cultivo de Cáñamo en Colombia y confeccionar sus prendas de vestir. Señala que ha registrado su marca en varios países, donde él ha cambiado la imagen de Colombia al dar un uso diferente a la planta, demostrando otras cualidades que esta tiene.

Carlos trabaja con los indígenas del Cauca y con este proyecto aspira promover el turismo en dicha región. Adicionalmente, rescata la profesión del “sastre”, pues las personas que confeccionan los vestuarios, en su mayoría, son veteranos en esta profesión. Otros tantos colaboradores son reclusos de la Cárcel Distrital de Bogotá.

Carlos sueña que, en un futuro cercano, haya más industrias textiles que impulsen el consumo justo, ecológico y se pueda aprobar la producción de marihuana para producción textil.

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