El papa Francisco pidió este jueves a los líderes de la Iglesia de todo el mundo que tomen «medidas concretas» contra la pederastia al abrir en el Vaticano una cumbre histórica sobre ese fenómeno que sacude a la Iglesia.
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«El pueblo de Dios nos mira y se espera no obvias y simples condenas sino establecer medidas concretas y eficaces», instó el pontífice al hablar ante unos 200 líderes religiosos.
«Escuchemos el grito de los niños que piden justicia», clamó el papa al invitar a patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos y superiores religiosos a encarar la «plaga de los abusos sexuales» cometidos por miembros de la Iglesia.
«Iniciemos nuestro recorrido armados de fe (…) de coraje y de concretización», pidió.
Se trata de la primera vez en la historia que los líderes de la Iglesia católica se reúnen a pedido del papa para hablar de un crimen odioso, que ha minado la credibilidad de la institución en todos los continentes y que ha sido encubierto y negado durante décadas.
«Pido al Espíritu Santo que nos ayude en estos días a transformar ese mal en una oportunidad para tomar consciencia y como purificación», dijo.
«Que la Virgen María nos ilumine para tratar de curar las graves heridas que el escándalo de la pedofilia ha causado tanto a los pequeños como a los creyentes», concluyó.
La jornada inició con un momento de oración seguido de un vídeo con testimonios de víctimas y las palabras de introducción del papa, cuyo pontificado se ha visto ensombrecido por la multiplicación de denuncias en Estados Unidos, Chile, Australia, España.
El pontífice latinoamericano desea cambiar la mentalidad de los obispos con un método muy jesuita, a través de tres días de debates, discursos, reuniones intercaladas con oraciones, pero sobre todo escuchando los conmovedores testimonios de víctimas de abusos sexuales cuando eran niños.
«Es el momento de la verdad. Aunque dé miedo y nos humille», reconoció el arzobispo maltés Charles Scicluna, entre los mayores expertos sobre el tema y uno de los organizadores de la cumbre.
Desde que estallaron los primeros escándalos hace unos 35 años, la jerarquía de la Iglesia católica ha tomado una serie de medidas preventivas, adoptado leyes, pedido perdón y lanzado condenas, pero sin lograr que desaparezca la llamada «cultura del encubrimiento», es decir del silencio.