Las consecuencias de la crisis climática afectan tanto a países ricos como a los más pobres, según el informe anual de la organización Germanwatch, que incluye a estados como Alemania o Canadá en el ránking de los diez más perjudicados por los fenómenos climáticos extremos, que lidera Japón.
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Japón lidera, con casi 1.300 muertos y daños por valor 32.000 millones de euros, la lista de países más perjudicados por la crisis climática en 2018, seguido de Filipinas y Alemania, este último país expuesto a una ola de calor que situó 2018 como el segundo año más cálido desde que se tienen registros.
El Índice de Riesgo Climático 2020 de Germanwatch, presentado en el marco de la XXV Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25), subraya que las olas de calor fueron una de las principales causas de los daños sufridos el año pasado.
El estudio concluye por tanto que las consecuencias del cambio climático afectan tanto a los países más ricos del mundo como a los más pobres, como Myanmar o Haití, «históricamente sujetos a eventos extremos», ha asegurado en la presentación Renato Redentor Constantino, director ejecutivo del Instituto para el Clima y las Ciudades Sostenibles (ICSC).
Así, de los diez países más afectados por la crisis climática del periodo 1999-2018, dos son de ingreso medio alto (Tailandia y la isla caribeña de Dominica), uno es una economía avanzada de ingreso alto (Puerto Rico) y el resto son países en desarrollo de ingreso bajo o medio bajo.
Precisamente entre 1999 y 2018, murieron en el mundo casi medio millón de personas y las pérdidas económicas ascendieron a 3,17 billones de euros.
El informe destaca la importancia de las negociaciones en la COP25, ya que todavía no existe un mecanismo específico de financiación para el clima que reembolse las pérdidas de tierras, cultura y vidas humanas y hasta ahora, los países industrializados se han negado incluso a negociar, ha destacado Laura Schäfer, experta en Cambio Climático en Germanwatch.
Redentor, la COP25 debe abordar la falta de financiación para ayudar a los países más vulnerables, que a menudo carecen de la capacidad técnica y financiera para hacer frente a los daños y las pérdidas, y «hacerles más resilientes».
De lo contrario, subraya el informe, los países más pobres seguirán dependiendo de los préstamos para hacer frente a las consecuencias del cambio climático, lo que significa que se verán amenazados por el endeudamiento excesivo, que socava las economías ya vulnerables.
Según los resultados del estudio, las pérdidas financieras absolutas relacionadas con la crisis climática son significativamente mayores en los países ricos, pero es en los de menores ingresos donde las muertes y la pobreza extrema son mucho más probables.